martes, 14 de diciembre de 2010

The box (segunda parte)

La luz se hizo y pude verlo todo…

La caja en la que me encontraba no era de metal tal y como pensé en un principio, sino de cristal.

Al principio la luz me cegó completamente, tras pasar unos minutos pude contemplar lo que me rodeaba, el hecho de que varios cubos como el mío estuviesen alrededor me dejo completamente impactado, esto parecía unas especie de almacén de personas secuestradas.

A mi derecha se encontraba un chico en ropa interior, tendría unos veintidós años y era bastante delgado, se encontraba tan asombrado como yo y golpeaba con fuerza el cristal  como había hecho yo en un principio. El muchacho tenia muy mala cara, estaba pálido y su rostro revelaba terror. Pese a la situación me decidí a intentar comenzar una conversación. No sabia el que era, pero algo me atraía de ese muchacho de pelo castaño, quizás me resultase familiar.

- ¿Cómo te llamas?- pregunte con un tono cercano a la desesperación. Pasaron unos segundos pero él no contesto, siguió golpeando la pared. Al rato se canso de asestarla puñetazos y patadas y se sentó con la cabeza entre las rodillas, decidí volver a intentar iniciar una conversación:

- ¿Cual es tu nombre?- pregunté con mayor serenidad, sin embargo él levanto un poco la cabeza y me miro con un ápice de odio en sus ojos.

- ¡¿Acaso importa?!- el tono era claramente agresivo – tan solo soy otro mas de los que estamos aquí atrapados. Y tu ¿Quién eres?

- No me acuerdo de mi nombre.

- No te e preguntado tu nombre idiota.

- En ese caso no se quien soy- realmente no me acordaba de nada anterior a lo ocurrido en este cubo, supuse que me habían drogado de alguna manera.

- Yo solía vivir en Madrid, con mis padres, estaba apunto de acabar la carrera de biotecnología. Hace unos días discutí con mi novia y al final cortamos, todo fue por una ridícula discusión, pero bueno no tiene mas importancia. ¡¡El caso es que llevo toda mi puta vida partiéndome el culo para que esto acabe así y ahora voy a morir en este puto cubo!!

- Quizás esto no sea el final- Ni siquiera yo creía mis palabras.

- Jajjaja... – la risa sonaba oscura y enfermiza, mientras que iba aumentando su volumen.

- ¿En serio piensa que vamos a salir vivos de aquí?, estas peor de lo que pensaba.

- Bueno, es una posibilidad, no tenemos ni idea de donde estamos ni por que estamos aquí, ni quien nos ha hecho esto.

- Ya… ya… Pero esto pinta mal. No creo que nos haya secuestrado una hermanita de la caridad.- Tras estas últimas palabras yo no sabia como seguir manteniendo la conversación, de manera que se hizo un extraño silencio, como el de dos condenados a muerte con la cabeza sobre la guillotina. Sobraban las palabras.

Al rato me percate de un detalle que había pasado de largo, mi compañero tenía un reloj en la muñeca, bastante feo, pero me pareció extraño. De manera que nos e me ocurrió otra cosa que decir:

- ¿Qué hora es?

- Acaso importa- Dijo el con un tono de desdén en la voz.

- Supongo que no.

- Además no tiene hora, tan solo un temporizador, por lo visto dentro de cuatro minutos ocurrirá algo. - Su voz había alcanzado un tono un poco menos agresivo, casi agradable.

Como si no hubiese mas que decir callamos ya aguardamos la llegada de los cuatro minutos. Las manos me duelen muchísimo y la sangre no ha parado de brotar, cada vez menos, pero ya empiezo a notar cierta falta y mareos.

Se escucha la alarma del reloj, doy por entendido que los cuatro minutos han pasado. Las luces se apagan y volvemos a la oscuridad. Solamente oigo los latidos de mi corazón, para quitarme el miedo que me atrapa decido retomar la conversación con desesperación:

- Oye, tu… ¿crees en Dios?- pregunto a mi curiosos compañero.
-¿Acaso lo ves por alguna parte?, ¿piensas que va a venir a sacarnos de aquí?, ¿acaso crees que Dios permitiría esto, que se quedaría contemplando como morimos lentamente?
- Y… ¿Te acuerdas de cómo s llegado hasta aquí?
- No. – La respuesta suena un poco cortante, y mis ideas para dar tema de conversación se me están acabando.
-¿Porque crees que yo no recuerdo nada?
-Porque tu vida es una mierda, - Su voz empieza a volverse mas grave y distorsionada mientras adquiere un tono demoníaco – odias tu carrera, detestas a tus padres y tu novia te odia ti, as intentado suicidarte en dos ocasiones, el psicólogo no puede hacer nada mas por nosotros, no tenemos remedio. Solo esperas que esto acabe cuanto antes para poder morir del todo de una vez…

La alarma suena de nuevo y la luz vuelve a encenderse y veo al muchacho de pelo castaño en el cubo de la derecha, y en el de la izquierda, en el de debajo y en el de arriba. Esta en todos los cubos de mí alrededor observándome y mirándome a los ojos continuamente. Miro el reloj, la cuenta atrás ha vuelto  a comenzar. Cuatro minutos

Los demás muchachos hacen lo mismo que yo. Me recuesto sobre uno de los lados apoyado sobre la espalda de mi compañero y espero. Moriré pronto, ya sea por falta de aire, agua o comida, o quizás mi verdugo quiera acabar su trabajo personalmente.

El caso es que ya se ha acabado la conversación así que decidió contar los latidos de mi corazón hasta que este se pare.

Pude descansar 318.457 latidos mas tarde.

Homenaje a Carlos Ruiz Zafon


Encerrado tras la oscuridad
De un sótano de la ciudad
Esperando la venida de la sombra
En el aquel lugar sin luz
Encerrado en lo que será su ataúd

Aparece el ángel de la vida
A partir de ahora todo ira bien
A cambio me entregaras tu corazón
Sin oportunidad de redención

El hombre juro
Que ningún niño triste habría
Que llevaría la alegría
En forma de juguetes.

Toda la mansión lleno
Con su fabulosa creación
Miles de juguetes
Poblaron cada rincón

Pero un gran proyecto se propuso
De todas sus artimañas dio uso
Un gigantesco ángel de acero creó
Un honorable guardián nombró

Lo que el ángel anunció
El todo lo consiguió
Pero cometió un error
Y de ella se enamoró

El corazón que no poseía
En santo matrimonio se lo entregaría
Y así una maldición
Se desataría sobre su mansión

La sombra que le aterraba
Ahora estaba encerrada
En aquel frasco de cristal
Que albergaba un gran mal

La sombra en el cristal
Fue arrojada al mar
Pero no es tan fácil
Y alguien se la devolvió ágil
A aquella a la que ahora pertenecía el corazón…

Al primer aniversario
El cristalino bote abrió
Y de esta manera ala sombra soltó
Día y noche a la pareja atormentó.

El todopoderoso ángel de acero
Fue poseído por la sombra
Y al poco consiguió su cometido
A la mujer que el amaba
En la  isla del faro se ahogaba.

Acabar con su vida
Seria lo único  que la detendría
Y así la mansión quemo quedándose en el lecho de su amada
A la que en forma de juguete conservaba.

A la cara del ángel le salen cuernos
Y sus sueños se trastocan en recuerdos
Quemados, donde se depositan sus cuerpos asesinados.

lunes, 13 de diciembre de 2010

The box (primera parte)

Me despierto repentinamente, la brusquedad del acto hace que mi cabeza se choque contra el techo. Trato de estirarme pero mis cuatro extremidades chocan contra algo duro y frío, parece metal. Tanteo el lugar en el que me encuentro y  no parece haber salida alguna. Estoy en una especie de estancia cúbica de apenas unos litros de capacidad, un cubo demasiado angosto como para encontrarme a gusto. Todo esta a oscuras y por lo tanto no puedo ver absolutamente nada, no puedo estirarme, no puedo levantarme… Estoy atrapado!!

Me da la sensación de que en esta caja no hay suficiente aire y me empiezo a encontrar peor a cada segundo que pasa, un miedo animal empieza a apoderarse de mi y comienzo a hiperventilar. Gritos infernales salen desde los mas hondo de mi alma y golpeo las paredes con fuerza y rabia ciega, puños y pies empiezan a sangrar de la ira descargada contra los muros y decido entonces arañar las paredes como un muerto enterrado en vida arañaría su ataúd. Pierdo varias uñas en el intento y al final el dolor consigue que pare.

Tras relajarme y jadear durante unos minutos toco suavemente las paredes del cubo, por lo visto no he conseguido producir ningún tipo de daño en ellas, tan solo están manchadas de sangre. Creo que me roto algún hueso de la mano. Trato de quitarme las lagrimas de los ojos pero el resultado es peor ya que me lleno la cara del liquido denso y calido que brota de mis manos. El peculiar olor de la sangre nunca me ha gustado demasiado, y dentro de este lugar es demasiado intenso como para que pueda reprimir una arcada.

Me siento sucio y asqueado mientras el tiempo pasa y yo sigo con vida…

De repente se enciende una luz y consigo verlo todo

domingo, 12 de diciembre de 2010

Darkness (I)

La oscuridad me rodea, mientras, sus gélidas manos sostienen mi cuello suavemente como si en cualquier momento fuesen a estrangularme, y una voz me susurra pensamientos, pensamientos lúgubres y dantescos.
Me encuentro una planta por debajo del infierno, pero no siento su calor. Pensaba que las llamas del interior de la Tierra  me abrasarían, que me fundiría, como me fundía antaño en tus brazos… tus besos… Sin embargo aquí hace frió, tan intenso que hasta el mal humor se me a congelado.

Soy incapaz de moverme, algo lo impide, siento como si estuviera atado por todo el cuerpo, pero no siento sogas alrededor de muñecas o tobillos. Aun así soy incapaz de mover la cabeza, solamente puedo mover los ojos de manera neurótica, para intentar ver algo… pero es inútil. Puede que ya este muerto.

Trato de recordar cosas pasadas, imágenes, sonidos, olores. Pero tengo la impresión de no haber vivido nunca, como si no hubiera existido. No se como me llamo, ni donde vivo, ni quien es mi mejor amigo. ¿Alguna vez e llegado a existir?

Al tratar de recordar la cabeza  me empieza a doler, pero sigo intentándolo con mayor intensidad mientras el dolor aumenta. Siento ganas de gritar, pero mi boca no se abre y mi garganta no me pertenece.

De repente me doy cuenta… ¡Dolor! Luego esto quiere decir que estoy vivo, o que al menos existo.

Pasa el tiempo (o al menos eso creo) y empiezo a sentir mi cuerpo, siento como un liquido caliente y espesote resbala desde el oído y me baja por el cuello, siento los dedos de las manos, y puedo moverlos. Pero sigo sin recordar. Solamente una imagen se me viene a la cabeza, una especia de símbolo, no se que significa, nada extraño ya que en estos momentos no se ni mi nombre.

A lo lejos oigo abrirse una puerta, su chirrido es el primer sonido que escucho desde que he vuelto a la vida, le sigue el ruido de unas pisadas, que se hace cada vez mas claro, alguien esta cerca de mí. Las pisadas se han detenido y siento el olor a sangre, humo y vísceras. Algo realmente perturbador

-¿Cómo te encuentras?- La voz suena grave y profunda, pero sobre todo oscura. Siento un escalofrió y las tripas se me encogen pero aun así decido contestar.

-Aghgdd!!- No consigo articular las palabras correctamente, pero de todas formas termino la frase, puede que el no me halla entendido pero yo se perfectamente lo que quería decir.

-Bueno en realidad no importa tu estado, pronto estarás muerto- Sigo sin acostumbrarte a esta voz y otro escalofrió recorre mi espalda. Siento algo de miedo, pero en mi interior algo me dice que ya lo sabía, que este era mi destino.

-¿Se… seda… será doloroso? – Consigo articular milagrosamente.
-No – Un ultimo escalofrió recorre mis vértebras, entonces oigo como comienzan los pasos, se alejan, oigo el sonido característico del entrechocar los metales, y los pasos vuelven.

Pronto volví a dejar de sentir, pero gradualmente, primero los dedos, las extremidades y finalmente todo. Me quede con cara de aceptación, pues ese era mi destino.

¿Volver a la vida? Suena ridículo para alguien que nunca a estado vivo.